jueves, 21 de noviembre de 2013

“Montar un tigre”

Esto Creo:

El regreso de la Presidente de la Nación a su magistratura, trajo como primera medida de su gestión, enfrentando los últimos dos años de su mandato, tras perder de más de un millón de votos de aquel “cacareado” 54% obtenido en la elección que la proyectó a su cargo 2 años atrás, el recambio de algunos de los integrantes de su gabinete, “el equipo de Cristina”, como señaló en su interinato el vicepresidente Boudou.
Entre los “eyectados” de sus cargos está Guillermo Moreno, el controversial, reactivo y pendenciero Secretario de Comercio Interior, literal conductor de la economía argentina en los últimos 6 años de gestión Kirchnerista, por lo tanto responsable directo de verdaderas catástrofes, que “se llevaron puestos” conquistas salariales, capacidad de ahorro y el valor de las divisas extranjeras a valores siderales, que hacen cada día más difícil la vida de las personas comunes y corrientes habida cuenta la sostenida, recurrente y permanente inflación.
Moreno, al que algunos sectores del gobierno llevaron a la categoría de prócer, y hasta ponderaron su  “honestidad”,  al parecer antes de ocupar su nuevo cargo en la embajada Argentina en Italia, tendría que desfilar por tribunales, ya que su propia última declaración jurada, recién presentada, daría cuenta de operaciones en moneda extranjera que al menos hablarían como mínimo de aprovechamiento personal de información calificada o sensible, habida cuenta su condición de funcionario.
Pero más allá de este personaje, la decisión presidencial desnuda una realidad inmutable que habla de lo que un tango refiere que “la fama es puro cuento”,  ya que los aplausos y simpatías que acompañaron sus gestiones, se extinguen apenas se apagan los reflectores del cargo, y no es fácil volver al llano luego de haber estado en la cumbre, sobre todo para aquellos que “se la creyeron” y durante sus años dorados pisaron cadáveres y acumularon más enemigos de lo aconsejable.
La historia, “la vieja maestra” demuestra categóricamente, sin necesidad de bucear en aguas profundas, sino apenas en las últimas 3 décadas, como muchos que detentaron tanto o más poder que el que tuvo Moreno, hoy son repudiados hasta por sus propios beneficiarios. Menem,  De la Rúa, Duhalde, Rodríguez Saa, Aníbal Ibarra y sus correspondientes cortesanos, que brillaron en el panorama político a nivel cuasi farandulescos, hoy sobreviven despreciados y evadiendo estrados y sentencias de los magistrados que quieren averiguar sobre sus espléndidos niveles de vida y riqueza.
Si lo que pasó, pasa, y pasará, debería recordarles aquella sentencia que vez que asume un Papa, se le recita: “Sic transit gloria mundi” (Es pasajera la gloria en este mundo) y que resumimos como, “Montar un tigre”; esto es: Mientras uno está arriba, no hay problema, pero al desmontar, allí comienzan los problemas.

 Debieran tenerlo en cuenta los actores de la política contemporánea en nuestro país, nuestra provincia y por que no, en nuestra comunidad. Julio Ramón ALCALDE   

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