Esto Creo:
El regreso de la Presidente de la Nación
a su magistratura, trajo como primera medida de su gestión, enfrentando los
últimos dos años de su mandato, tras perder de más de un millón de votos de
aquel “cacareado” 54% obtenido en la elección que la proyectó a su cargo 2 años
atrás, el recambio de algunos de los integrantes de su gabinete, “el equipo de
Cristina”, como señaló en su interinato el vicepresidente Boudou.
Entre los “eyectados” de sus cargos está Guillermo
Moreno, el controversial, reactivo y pendenciero Secretario de Comercio
Interior, literal conductor de la economía argentina en los últimos 6 años de
gestión Kirchnerista, por lo tanto responsable directo de verdaderas
catástrofes, que “se llevaron puestos” conquistas salariales, capacidad de
ahorro y el valor de las divisas extranjeras a valores siderales, que hacen cada
día más difícil la vida de las personas comunes y corrientes habida cuenta la
sostenida, recurrente y permanente inflación.
Moreno, al que algunos sectores del gobierno
llevaron a la categoría de prócer, y hasta ponderaron su “honestidad”,
al parecer antes de ocupar su nuevo cargo en la embajada Argentina en
Italia, tendría que desfilar por tribunales, ya que su propia última
declaración jurada, recién presentada, daría cuenta de operaciones en moneda
extranjera que al menos hablarían como mínimo de aprovechamiento personal de
información calificada o sensible, habida cuenta su condición de funcionario.
Pero más allá de este personaje, la decisión
presidencial desnuda una realidad inmutable que habla de lo que un tango
refiere que “la fama es puro cuento”, ya
que los aplausos y simpatías que acompañaron sus gestiones, se extinguen apenas
se apagan los reflectores del cargo, y no es fácil volver al llano luego de
haber estado en la cumbre, sobre todo para aquellos que “se la creyeron” y
durante sus años dorados pisaron cadáveres y acumularon más enemigos de lo
aconsejable.
La historia, “la vieja maestra” demuestra
categóricamente, sin necesidad de bucear en aguas profundas, sino apenas en las
últimas 3 décadas, como muchos que detentaron tanto o más poder que el que tuvo
Moreno, hoy son repudiados hasta por sus propios beneficiarios. Menem, De la Rúa, Duhalde, Rodríguez Saa, Aníbal
Ibarra y sus correspondientes cortesanos, que brillaron en el panorama político
a nivel cuasi farandulescos, hoy sobreviven despreciados y evadiendo estrados y
sentencias de los magistrados que quieren averiguar sobre sus espléndidos
niveles de vida y riqueza.
Si lo que pasó, pasa, y pasará, debería recordarles
aquella sentencia que vez que asume un Papa, se le recita: “Sic transit gloria
mundi” (Es pasajera la gloria en este mundo) y que resumimos como, “Montar un
tigre”; esto es: Mientras uno está arriba, no hay problema, pero al desmontar,
allí comienzan los problemas.
Debieran
tenerlo en cuenta los actores de la política contemporánea en nuestro país,
nuestra provincia y por que no, en nuestra comunidad. Julio Ramón ALCALDE
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