"El Papa ni se detuvo a pensar si me abrazaba o no. Mi enfermedad no es contagiosa, pero él no lo sabía”
Vinicio Riva, el hombre que padece neurofibromatosis, una enfermedad neuronal que produce tumores en la piel y deformidades en los huesos, y cuya foto cuando Francisco besaba su rostro dio la vuelta al mundo como uno de los momentos más emotivos de los meses de su pontificado.
“Bajó del altar a saludar a los enfermos. Yo le besé la mano mientras que él con la otra me acariciaba la cabeza y las heridas. Después tiró de mi, abrazándome con fuerza y besándome el rostro. Yo tenía la cabeza en su pecho, sus brazos me rodeaban. Me tenía muy pegado a él, mimándome, no se apartaba", aseguraba Vinicio en una entrevista concedida al diario británico Daily Mail y reproducida también por el diario español El Mundo.
"No me dijo nada, pero yo sentí su amor. Duró poco más que un minuto, pero a mi me pareció una eternidad". Y agrega, "mi corazón iba tan deprisa que creí que iba a morir".
Vinicio, que se define a sí mismo como “un ser deforme", vive en Vicenza, en el norte de Italia, es con su hermana Morena, de 46 años, que también tiene neurofibromatosis, aunque en una fase menos severa. Tiene 53 años y a los 15 comenzó a presentar los primeros signos de la enfermedad, una dolencia cruel que lo tiene acostumbrado a que la gente se impresione cuando lo ve.
Es por eso que el gesto del Papa tuvo para él un significado especial."Pensé que no lo iba a soltar", dice su tía, Caterina, al referirse al momento en el que se abrazó con Francisco. Ella fue quien le acompañó a la Plaza de San Pedro en el Vaticano.
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