miércoles, 18 de junio de 2014

La columna de Ana Soledad.



QUÉ NOS ESTÁ PASANDO COMO SOCIEDAD.

Que nos está pasando como sociedad, no será que la sociedad nos está pasando.
Las obligaciones, las responsabilidades, los problemas, la competencia nos están quitando los beneficios de vivir en sociedad, estamos perdiendo el rumbo del ser social, de vivir en sociedad, el de trabajar por la unión, por la protección, por la ayuda, por la cooperación, por la seguridad. Estamos perdiendo lo esencial del humano, los valores, el amor al prójimo. Estamos dejando de ser nosotros por ser sólo yo,  el individualismo nos ha superado, mis necesidades por encima de todo. Mientras a mí no me toque, seguimos adelante.
No olvidemos el origen de la sociedad, de los pueblos, el de asentarse en un espacio geográfico, y mediante la interrelación poder convivir o “vivir con”, con el fin de aunar fuerzas para una mejor calidad de vida, dejando de lado los intereses particulares en pos del bien común o general.
Pero, por el contrario, pareciera que cada día nos tenemos que alejar más para estar seguros o encerrarnos en nuestras casas como en cárceles y si no, observen que esto cada vez pasa más en la mayoría las ciudades de todo el mundo. Iremos retrocediendo?... para mí sí, sin duda; es decir al revés de otros tiempos, ahora, parece que tenemos que huir porque la sociedad nos está pasando, superando, nos está quedando chica; pareciera que ahora vamos a encontrar la protección afuera, no sólo hablo de seguridad física por la delincuencia, sino también de la psíquica por el estrés que producen las exigencias diarias.
Será, también, que estamos tan ocupados en cubrir más que las necesidades básicas, en muchos casos. En tener lo mejor, lo último, que estamos perdiendo de vista lo esencial: la familia, los niños, los jóvenes, los ancianos.
No niego, es real que cuesta mucho vivir, y para algunos más que para otros, vivir dignamente no es barato; pero tampoco es necesario que corramos tras tantas cosas materiales, no es necesario que los niños tengan celulares, que sea imprescindible que tengan las últimas zapatillas, la mejor marca de ropa, el mejor skate, etc.; para eso los padres trabajamos demasiadas horas y ellos en casa solos, o en la calle, o en interminables obligaciones extra escolares, según sea en el ámbito socioeconómico en el que se desarrollen. Cuando llegamos a casa, cada uno está en su mundo y con sus preocupaciones.
No comparto aquello que algunos expresan de “lo importante no es la cantidad, si no la calidad”, de qué calidad hablamos cuando trabajamos 8, 10 ó más horas diarias, si cuando llegamos a casa no tenemos tiempo suficiente para dedicarnos a nuestros hijos. Se necesita calidad y cantidad, o de qué calidad hablamos, la de ser meramente proveedores materiales?.
Será que nos arrean como ovejas para consumir cada día más? y así nos estamos alejando de los verdaderos valores del ser humano. No puede ser que en nuestra sociedad están pasando terribles desgracias con nuestros jóvenes con la droga, el alcohol, accidentes, prostitución para poder drogarse, y cada uno sigamos como si nada, me parece que es hora de detenernos y replantearnos que nos pasa en este mundo, en esta sociedad, que no nos ocupamos de nuestros jóvenes o nos mal ocupamos, lo digo para cada uno de nosotros como vecinos.
Qué no estamos haciendo para que éste sea un lugar para todos, donde los adultos nos ocupemos de los jóvenes, los niños, los ancianos, quiénes yo creo que son los más vulnerables de nuestra sociedad. Cómo puede ser que basuras humanas nos estén envenenando a nuestros hijos y no podamos hacer nada.
Si me preguntan cuál es la forma, desde ya les digo que no lo sé, pero seguro que no es la de quedarnos esperando que alguien nos resuelva el problema, somos nosotros los que debemos pensar qué podemos hacer entre todos por mejorar nuestra sociedad, por proteger a los más necesitados de cuidado, de atención. Si nosotros  estamos y nos ocupamos no van a tener que ir a buscar nada afuera. Recordemos nuestra infancia donde con nuestros padres, hermanos y amigos del barrio estábamos plenos y no teníamos tantas necesidades como hay hoy.  
Somos todos los que tenemos que encontrar la forma de que en este mundo haya un lugar para todos, y el mejor lugar para cada uno.
Por qué en un mundo tan grande habrá tan poco lugar propicio para cada uno.
Qué nos está pasando como sociedad.
Mientras escribía recordé la canción de María Elena Walsh “el sol no tiene bolsillos”.  
El Sol no tiene bolsillos, 
La luna no tiene mar. 
Por qué en un mundo tan grande 
habrá tan poco lugar. 

Y adónde voy 
y adónde vas 
y adónde vamos a parar 
rodando en una burbuja 
en busca de la humanidad. 

Por qué si el aire es de todos 
pagamos por respirar. 
Por qué en un mundo tan grande 
habrá tan poco lugar… 

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