martes, 25 de agosto de 2015

Esto Creo:

Sucesión de chambonadas

Todos los acontecimientos parecen indicar que la municipalización de nuestro balneario Las Grutas está más cerca de concretarse de lo que jamás haya estado.

El abierto respaldo del gobierno provincial a esta secesión de nuestra comunidad, tanto del propio gobernador Alberto Weretilneck, como de la Legislatura provincial, indican que, salvo acciones judiciales en instancias provinciales y nacionales de recurso y alzada, en definitiva dilatorias, que a la postre permitieran el encuadre definitivo de esta cuestión, no tendría “vuelta atrás”.

Los argumentos que esgrimen desde hace años no quieren ser sanantonienses, no son para nada diferentes a los que pueda alegar cualquier otro vecino de nuestra ciudad o nuestro puerto de ultramar, toda vez que el municipio siempre jugo a la “sabana corta” es decir, si me tapo la cabeza, quedan al aire los pies, por lo que la acción de la comuna siempre se aplicó, aun en favor de Las Grutas de Noviembre a Semana Santa, en desmedro del resto del ejido municipal.

Desde hace casi 30 años, he visto, vivido y sufrido la reducción al mínimo indispensable de la acción municipal en nuestra ciudad y el puerto, porque se ponía “toda la carne a la parrilla” para nuestro balneario, y está bien que así sea, porque es el núcleo principal de nuestra oferta turística y gracias a eso muchos convecinos de todo el ejido encuentran trabajo y la economía local funciona a pleno. En base a esta demanda siempre vimos opacarse o disminuirse al mínimo posible la acción comunal y se aceptó o no hubo más remedio que hacerlo sin la menor posibilidad de discutirlo.

Soy un convencido que la secesión grutense es hija dilecta de la sucesión, sin solución de continuidad, de las chambonadas de los intendentes y sus equipos que ejercieron desde Brown 286 en las últimas dos décadas sus magistraturas, y que, por acción u omisión, terminaron dando razón a la intención de quienes quieren abandonar nuestra comunidad.

No es concebible, habida cuenta el desarrollo y necesidades de la comunidad grutense que el intendente y los miembros de su gabinete no se constituyan y trabajen un par de días por semana en el balneario para estar “al pie de la vaca” atendiendo las demandas, necesidades y propuestas de sus vecinos. Tampoco que el Concejo Deliberante no sesione al menos una vez al ,mes en el balneario, como para hacerle sentir al vecino que lo consideran, que lo tienen en cuenta, que le importa su sentir y pensar, nada, solo la absurda porfía de continuar agrandando la brecha.

El actual gobierno municipal, que en poco más o menos de 100 días dejará a su sucesor natural hasta el 1 de abril, Javier Iud, tuvo literalmente la “suma del poder público” con mayoría y quorum propio en el legislativo municipal, como para haber actuado preventivamente desde el plexo normativo, pero salvo puntuales e interesados temas, dejó pasar la oportunidad y la herramienta que hubiera allanado toda esta controversia, como el haber implementado la elección de los delegados municipales.

A la falta de acción municipal aducida por los secesionistas, debe sumarse la falta de acción política por parte de intendentes, concejales,  funcionarios y hasta de nosotros como vecinos que dejamos “el campo orégano” a estos, que a diferencia, si la hicieron y fueron muy porfiados y trabajadores.

Mientras ellos no bajaron la guardia y astutamente desplazaron a aquellos “mascarones de proa” que ofendían, insultaban y confrontaban estérilmente a quienes no pensaban como ellos, para reemplazarlos por vecinos dialoguistas y conciliadores, avanzaron exitosamente en sus intenciones, logrando el respaldo que el gobierno municipal casi ni buscó.

De nada valdrá “llorar sobre la leche derramada”, pareciera que “la suerte está echada” y salvo apelar, consensuar, articular y lo que sea necesario como para preservar la geografía de nuestra comunidad amputada, nuestros gobernantes municipales deberán poner de si lo mejor de las capacidades disponibles, aun las de quienes no comulgan ideológicamente con ellos, para reducir al mínimo el impacto que la división de nuestro ejido producirá.

 Ya hubo mucha miopía, egoísmo y tozudez, es hora de grandezas y mirada amplia superando a los chambones y delinear que dejaremos a los nietos de nuestros nietos, ellos serán los jueces de lo que aquí y ahora se haga. Julio Ramón ALCALDE

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