Esto
Creo:
Los
Rionegrinos, por gracia de la providencia, contamos en nuestra geografía con un
acervo variado y rico, que entre nuestros valles, montañas, ríos y meseta “en
tierra firme”, cuenta además con 20 mil kilómetros de un verdadero “mare
nostrum”, la mayor parte del Golfo San Matías, pero a éste ni nativos ni
arribados, lo consideramos como propio, ni parte importante de nuestro futuro y
heredad.
Hasta el autor de nuestro himno provincial, el Padre
Entraigas, lo omitió, pues en sus estrofas menciona: “el valle, el río, la
pampa y los andes...” y tanto habitantes como autoridades solo lo visualizamos por
sus atractivos turístico / paisajístico, como elemento determinante de la meteorología
regional, y quizá intuyamos algo de su potencial productivo.
Esta verdadera “Pampa Amarga” genera anualmente casi
20 mil toneladas de Merluza Hubbsi, principal especie objetivo de toda la costa
argentina, “Pescable” y otras tantas de
lo que se denomina “fauna acompañante”, es decir otras especies ícticas
permanentes o estacionales capturadas junto a la primera, y un generoso volumen
de mariscos y moluscos en sus aguas e intermareal que constituyen un gran capital.
Si bien la pesca rionegrina y argentina no están atravesando su mejor momento por
cuestiones ajenas a la producción, ya que literalmente se “cerraron” los
principales mercados de nuestros productos, no es menos cierto que en los
últimos tiempos una sorpresiva e inédita “zafra” de Langostino, puso en
movimiento al sector artesanal, a la que se suma la extracción de Vieyras por
estos días, sus alcances no llegan a toda la comunidad pesquera y son
tripulantes y empresarios los que más se
benefician con estas capturas.
San Antonio Oeste, cuenta con un importante conjunto
de trabajadores del sector fabril que por generaciones elabora las capturas de
la flota arrastrera, artesanal, de buzos y recolectores costeros. Llegamos a
tener un millar de estos obreros en actividad y hasta afirmábamos, no hace
mucho, que una de cada cuatro familias residentes estaba vinculada a la
actividad pesquera en todas sus escalas y por la vía directa o indirecta y esa
bonanza laboral, se veía reflejada a lo largo y a lo ancho de la economía
comunitaria.
Hoy la actividad de flota y artesanales ocupa apenas
a unos 200 obreros fabriles y hay un importante conjunto de trabajadores con
alta especialización y gran manejo del “Know How” de esas y otras especies, que
desde hace años no encuentra donde aplicar su baquía y ganar su sustento.
Ante este cuadro hay otra realidad que bien podría
atender necesidades y brindar soluciones muy efectivas, no solo al sector
pesquero, sino a muchos comprovincianos.
La provincia de Río Negro, debe asistir
alimentariamente a escuelas, hospitales, cárceles, hogares de ancianos e
instituciones sociales, comisarías, planes y asistencia sociales, comedores comunitarios,
etc.
Fuera de toda discusión los productos de la pesca
están considerados entre los alimentos más saludables, y no debe haber médico
que no recomiende a sus pacientes la ingesta de al menos dos veces por semana
de alimentos de ese origen.
Frente a este panorama bien cabe la sentencia, que la
suma de necesidades genera oportunidades, y como decían sabiamente nuestras
abuelas: “a buen hambre no hay pan duro”, por lo que la conjunción de demanda
laboral con demanda alimentaria bien pueden articularse para satisfacerse
recíprocamente para que los obreros desocupados trabajen y los que necesitan
alimentarse, saciarlo saludablemente.
La provincia bien puede organizar y poner en marca
los correspondientes mecanismo en las áreas de gestión y control competentes, y
en base a esa articulación, lograr una efectiva solución a por lo menos tres problemas que tiene la obligación
de atender: empleo, hambre y salud, reproduciendo parte del milagro de Jesús
que refieren las sagradas escrituras: “Multiplicar los peces”. Julio
Ramón ALCALDE.-
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