domingo, 16 de junio de 2013

Murío Gabriela Venditti de Grandoso, “Mamá Pichucha”

Se fue una madre luchadora y abnegada que enfrentó a quién se le cruzó por defender a su hijo discapacitado. Un fulminante ataque cardíaco puso fin a su vida a los 51 años.

San Antonio Oeste. Esta noche, pasadas las 21,30 hs, falleció en la guardia del Hospital “Dr. Aníbal Serra”, víctima de un fulminante ataque cardíaco, a los 51 años de edad, María Gabriela Venditti de Grandoso, madre de Juan Ignacio Grandoso, “Juancho Pichucho”, que falleció en los últimos minutos del año pasado.
Gabriela, “Mamá Pichucha”, como la llamaba quién estas líneas escribe, fue una madre ejemplar y abnegada que enfrentó a todo el aparato del estado provincial rionegrino, en defensa de lo que a su hijo, “Juancho Pichucho”, paralítico cerebral de nacimiento le correspondía por ley y que mezquinamente la burocracia le negó hasta que Gabriela de manos de la justicia lograba obtener.
A Gabriela no le fue fácil la vida de su hijo desde su mismo nacimiento, y jamás se rindió en su lucha contra la ferocidad de un estado insensible, que con el IPROSS a la cabeza, se ensañó y empeñó en negarle lo que por ley le correspondía, hasta que, sentencias en mano, logró, literalmente arrancarle, a la obra social rionegrina, desde los elementales pañales hasta las sillas ortopédicas adecuadas para la dolencia que afectaba a su hijo por casi 20 años. Hasta le tocó sufrir la brutal paradoja, de ser desconocida hasta por el Defensor del Pueblo Rionegrino, en ese momento el Ing. Kuggler que falló dándole la razón al estado y que Gabriela en los estrados logró revertir.
La firmeza, coraje y convicción que hasta la muerte de “Juancho Pichucho”, caracterizaron su fiera lucha contra gobernantes, funcionarios y amanuenses de la burocracia provincial, no logró jamás atenuar el amor, alegría y sensibilidad con que se prodigó no solo a su hijo y su gran compañero que hoy la llora desolado, Edgardo Grandoso, sino también a todos y cada uno de los que la vida como premio o gracia especial, nos hizo sus amigos.
Vamos a extrañar su coraje y su compromiso con la vida, ya que hizo de la dignidad de los discapacitados la bandera que jamás arrió, pero también su alegría contagiosa y franca, como su cálida amistad consecuente hasta su último suspiro.
Gabriela querida y valiente “Mami Pichucha”, descansa en paz y desde donde estés junto a tu adorado hijo, protegenos y danos consuelo al tremendo dolor que tu inesperada partida nos deja. Hasta siempre querida  amiga del alma. Julio Ramón ALCALDE.-

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