Esto Creo:
El pasado miércoles, el pueblo de la nación
Argentina conmemoró el trigésimo aniversario del acto comicial por el cual,
tras ungir a Raúl Ricardo Alfonsín como presidente, puso el punto final al
gobierno de facto surgido tras el golpe de estado cívico militar del 24 de
marzo de 1976.
Tras treinta años de vida democrática, con aciertos,
errores y todo tipo de circunstancia esperable de la vida institucional y
comunitaria cotidiana, a pesar de las carencias y olvidos, está fuera de toda discusión que ese mismo pueblo y su
descendencia, ha hecho propia a la democracia como sistema de gobierno y vida.
No se avizora la más remota posibilidad por parte de ninguna corporación o
nucleamiento de volver a interrumpir el esquema que permitió hace apenas 4 días
recomponer al congreso de la nación por la vía del voto ciudadano, incluso casi
sin nada que enturbie esta elección legislativa nacional.
Los argentinos hemos aprendido que la democracia, quizá
por lo que cotidianamente vemos, no sea el mejor el sistema de gobierno, pero
al menos es el mejor que conocemos, ya que como se demostró el pasado domingo,
con cada voto emitido, los ciudadanos se ocuparon de corregir los errores que a
su entender pudieran haber cometido quienes en su nombre gobiernan, y mandaron
a cuidar a sus nietos a aquellos que según entendieron no cubrieron sus expectativas,
o bien dejaron el “las gateras” a aquellos que pensaron que no estaban a la altura de lo que ellos como
mandatarios entendían que tendrían que hacer a la hora de representarlos. Como
queda visto la Democracia es una realidad concreta y tangible entre los
argentinos.
Ahora bien, en estos 30 años con sus falencias y
carencias la democracia está “vivita y coleando”, por lo que en el lógico
proceso evolutivo, resta ahora, recuperar La República, es decir el mecanismo
por el cual dentro de un gobierno democrático se concreta y efectiviza el
mandato “Del pueblo, por el pueblo y para el pueblo” .
Desde “las Bases” que dieron sustento a la
constitución que nos rige como “Ley de Leyes”, Juan Bautista Alberdi, señaló la
importancia de la división del gobierno en tres poderes diferentes e
independientes, de tal suerte que actúen “a modo de frenos y contrapesos” y que
ninguno tenga preeminencia sobre el resto. No hay que explayarse mucho ni
detenerse demasiado en comprender que el actual gobierno nacional es de raíz
democrática ya que surgió de la categórica expresión del 54% del pueblo de la
nación Argentina hace dos años atrás, pero no necesariamente es “Republicano”,
porque ha avanzado cuanto le ha sido posible sobre el legislativo y judicial y
colonizado con sus conmilitones cuanta instancia de poder exista en el esquema del
gobierno, sea este nacional, provincial, municipal y hasta en los órganos
autónomos.
Por eso ante el hecho auspicioso de la consolidación
del sistema democrático en nuestro país, lo que resta de aquí en más y de
manos, entre otros, de quienes el domingo pasado fueron proyectados a sus
bancas, surge la necesidad que nosotros como ciudadanos, es decir sus mandatarios,
les hagamos llegar con absoluta precisión nuestra demanda que trabajen para la
recuperación y puesta en vigencia de la república, es decir la suma de todas
las voces y todas las voluntades, para felicidad de todos.
Recuperando la República, habremos de completar el
proceso que el pueblo de la nación Argentina eligió y puso en marcha hace 30
años atrás y que antes de ayer conmemoramos. Julio Ramón ALCALDE.-
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