Esto Creo:
Apenas
hace unas horas descansa en paz, nuestro convecino y amigo, Juan Carlos Irizar,
con quién compartí más de 24 años de trabajo radial: Primero fue “El tango y su
historia” en el que volcó toda su enjundia y pasión por el género musical de la
ciudad, y de su boca conocí a autores, intérpretes, el anecdotario y las bases
y desarrollo de la música ciudadana.
Agotado
el ciclo, en base a que a ambos nos gustaba la historia y que los libros del
tema constituían nuestra lectura recreativa y cotidiana, iniciamos un ciclo de
22 años que llamamos “La Historia en Pijamas” donde dimos a conocer hechos y
personajes en los que en la mayoría de los casos la historia “Oficial” no dedicó ni un solo renglón, como
por caso “El mariscal Argentino del Zar Ruso” o
“la rebelión de las putas de San Julián”, e incontables narraciones
sobre sucesos y sus protagonistas, tanto comprovincianos y compatriotas, como
del resto el mundo.
Esta
relación profesional surgida gracias a una inquietud de Horacio Iud, con quién
solíamos tomar un café en las mañanas domingueras, en las que charlábamos entre
nosotros sobre estos tópicos, dio pie a una relación personal que duplicó la
satisfacción de nuestros encuentros de café.
Juan
Carlos, a quién jamás tutee, desde mi punto de vista fue quizá uno de los
últimos pioneros del San Antonio pueblero; llegó aquí con su título profesional
bajo el brazo en la década del 60, donde todo lo que hoy es real, concreto,
tangible, era poco menos que quimeras o utopías. Fue testigo de la vida con
agua mezquina, de las rutas de tierra, de la época de oro del ferrocarril, la
“llegada del agua”, la construcción y puesta en marcha del puerto de ultramar
de San Antonio Este, ALPAT, el desarrollo del balneario Las Grutas, del que fue
uno de sus primeros vecinos, y tantas otras concreciones que hoy, por
cotidianas, nos parecen naturales.
Como
Bioquímico, volcó su vocación y compromiso comunitario, y con gran justicia
hace unos pocos días el hospital impuso su nombre al laboratorio, de cuyo
equipo formó parte por años y ya jubilado por mucho tiempo más siguió
colaborando desinteresadamente.
En la
vida política demostró dignidad y entereza. Miembro fundacional del Partido
Provincial Rionegrino, como Concejal no titubeó en enfrentar a la conducción
provincial cuando negociaron el voto del mismo por la embajada en Noruega del
General Requeijo, por lo que junto a Carlos Cambarieri fueron expulsados.
De nuevo
en su banca, habida cuenta su jubilación, donó su dieta para becas universitarias,
producto de la cual hoy nuestra ciudad tiene varios profesionales que pudieron
llevar adelante su vida académica, gracias a la generosidad de Irizar, que
permitió costearlos ya que sus padres no podían.
Sus
utopías y experiencias políticas lo llevaron a trabajar incansablemente en la
fundación del Partido Vecinal “Todos por Todos” del que salvo la presidencia,
casi honoraria, no aceptó cargo o postulación alguna y logró convocar a vecinos
a los que seguramente jamás hubieran convocado o seducidos para participar los
partidos políticos tradicionales.
Con
Irizar se va una época y un modo de vida en los que la decencia, integridad y
dignidad constituían condiciones “sine qua non”, y a los largo de sus 81 años
lo demostró cotidianamente, por lo que finalizo estas líneas de respetuosa
memoria y homenaje a mi amigo y convecino, poniendo de manifiesto sus valores y
la necesidad de que los mismos no se agoten en él.
Juan
Carlos demostró categórica y palmariamente que se puede servir sin servirse y
que se puede hacer política y gestión pública, sin ensuciarse las manos, ni
engordar el patrimonio. Julio Ramón Alcalde.-
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