POR MATÍAS LONGONI
22/10/13
La Argentina está
en condiciones de asegurar soja suficiente para los cerdos de China y las vacas
europeas. Pero no puede garantizar a su propia gente el cereal más elemental,
el trigo.
Por estos días ya
casi se agotó la pésima cosecha 2012/13 y todavía faltan algunas semanas para
que llegue la producción de “trigo nuevo”, que también será pobre. En ese
empalme, los argentinos pagan el trigo a más del doble de lo que vale.
El tren, en este
caso sí, lo chocó el conductor: el secretario Guillermo Moreno maneja desde
2006 el mercado de granos. Siempre hizo todo al revés de lo que aconsejaban los
que saben. Cuando tuvo que bajar retenciones para que el cereal fuera
competitivo frente a la soja, las subió. Cuando debía abrir las exportaciones
para aprovechar los altos precios externos, las cerró con los ROE. Cuando había
que socorrer a los productores afectados por la sequía, destinó los subsidios
millonarios de la ONCCA a los grandes molinos.
Desde hace meses se
sabía que la oferta de trigo era tan escasa que los precios podían llegar a
niveles impensables. Una opción era traer el grano de Uruguay, pero el
orgulloso Moreno lo prohibió. Y la locomotora se estrelló contra el andén de la
estación.
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