S.O.S.
República
El
proyecto “Vamos por todo” que orienta, alienta y fomenta la Presidente de la
Nación, conlleva, llegado el caso de su concreción, la literal extinción de la
condición de “república” que desde los primeros tiempos, constitución mediante,
caracterizó la vida institucional de nuestro país.
La intención del Poder Ejecutivo Nacional, de
avanzar, tras haber colonizado y convertido en “Coro Griego” o reducido a una simple “Escribanía” al Poder
Legislativo Nacional, sobre el Poder Judicial de la Nación, es instrumentar y
enviar al archivo el principal principio de la organización política y nacional
de la Constitución de la República Argentina, que justamente es la distribución
del poder en tres, para ser justamente lo que se va a perder; una República.
Desde la historia nacional, vuelve a cobrar vigencia
la voz de Juan Bautista Alberdi, que al sentar “Las bases para la Organización
Nacional”, defiende la división del poder en: un Ejecutivo, un Legislativo y un
Judicial, para que actúen “a modo de frenos y contrapesos” entre sí, para
evitar la preeminencia de uno sobre otros, y que cada escalón cumpla con los
que la constitución y las leyes les establecen, y que para “cumplirla y hacerla
cumplir” juraron quienes en nuestro
nombre gobiernan, es decir cumplir, en el más estricto precepto Alberdiano: “Administrar el Bien Común”.
Las expresiones de la primer magistrado, tras el revés
que la Suprema Corte de Justicia de la Nación le propinó a la ley que avanza
sobre este poder, y que en el fondo solo pretende contar con herramientas y
medios para “controlar” a los jueces que no se dejen cautivar por la influencia
gubernamental, anticipan y ponen de manifiesto la intención de la Presidente y
sus adláteres de seguir avanzando sobre todo el conjunto de la conducción y
gestión del estado argentino.
Estas expresiones no pueden tomarse como un simple
exabrupto u expresión airada de quién no ha sido satisfecha en sus deseos y
propósitos, sino deben considerarse como una concreta amenaza a la condición republicana
que el pueblo de la nación argentina, consagró en su constitución y sus
reformas a lo largo del tiempo, y de la que la Dra. Cristina Fernández, Viuda
de Kirchnner, en su condición de Constituyente, en 1994, en Santa Fe, participó
y aportó para establecerla como Hoja de Ruta de nuestro país a partir de su
instauración.
“Confesión de partes, relevo de pruebas” dice la
vieja sentencia judicial; La presidente de la Nación, en su discurso
conmemorando el día de la bandera, dijo, palabras más o menos, que se disponían
de “otros remedios”, para superar el revés del máximo organismo judicial de
nuestro país a su proyecto de votar popularmente a los integrantes del Concejo
de la magistratura y convertirlo en una suerte de “inquisición de Jueces”, y no
faltó quién de su entorno amenazara con reformar la Carta Magna, mediante otros
métodos que la misma doctrina no contempla.
La República, el gobierno de todos, que balancea el
poder para preservar los derechos y establecer las obligaciones de todos, está
en riesgo. No hace falta ningún “brazo armado” para defenderla, sino la
conciencia cívica, nuestra obligación de ciudadanos, para que con la única
herramienta que contamos, nuestro voto, en las próximas elecciones que
tendremos en los días por venir, proyectemos a las responsabilidades de
legislar, es decir generar las leyes, a quienes nos garanticen que nos devolverán
la condición republicana, hoy amenazada.
Las próximas PASO y las Legislativas Nacionales de
la que primero surgirán los candidatos y luego los Senadores y Diputados
Nacionales que nos representarán en el Congreso de la Nación, son la
oportunidad para revertir la intención de modificar la “ley madre de leyes” y
no la podemos desperdiciar proyectando corifeos que mansamente levanten las
manos a los deseos del “inquilino de Balcarce 50”.
Precisamos representantes íntegros y dignos de la
responsabilidad que se les confiará y que va mas allá de su identidad política,
que es nada más ni nada menos que la defensa del marco que regula y habilita la
vida democrática que es, ni más ni menos que, la República, que hoy nos pide
auxilio emitiendo su S.O.S.
En nosotros está captar su señal de socorro y ayudarla
alejándola de los arrecifes y poniéndola en buen rumbo, para no lamentarnos luego
entre los escombros del naufragio. Julio Ramón ALCALDE.-
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